Cuando estaba preparando la maqueta del libro «Mujeres que hablan» me quedaron en el tintero muchos rostros. Retratos de mujeres muy diferentes, tanto ellas como el estilo de sus creadores.

Me centré en sus miradas y quise probar el formato cuadrado. Como siempre, imprimí las fotos para poderlas manipular físicamente y jugar con ellas. Esta vez no las colgué en la pared. Las esparcí sobre la mesa, observándolas y esperando a que me mostrasen el camino. Necesitan su tiempo, las dejo y vuelvo. Algunas no se quieren separar, otras dudan si quedarse o marchar… Había patrones de color, pero también actitudes. Quería emparejarlas y que conversaran.

Tenía 60 fotografías y tenía que quedarme con 40 por la tipología de libreta que había escogido para imprimir. Tocaba descartar.

Finalmente acabé en el suelo y con una ayudante muy felina, mi querida Luna. Siempre he creído que era otra adicta al fijador más. Le chiflan las copias analógicas. Por eso ese careto…

Este es el diaporama, donde se puede ver, aunque no apreciar, el resultado final que imprimí.

Me encanta el formato libreta con las esquinas redondeadas. No he querido añadir ninguna información escrita al pie de las fotografías porque distrae y limita. Así me parece ideal para que tú puedas escribir allí si te apetece. ¿Te inspiran haikus o relatos cortos?

Todas las fotografías ya las he publicado aquí, así que la información de cada una de ellas la puedes encontrar navegando por mis muros.