Nívola Uyá es una artista con una sensibilidad especial que transmite en sus ilustraciones. Lo he podido comprobar en las conversaciones que hemos tenido estos últimos días mientras trabajaba en el mural «Culturas del mundo». Cómo llegué a ella lo explico aquí.
En México realizó su primera obra mural ‘Abrazar la Tierra’. Al verlo pensé que me encantaría ir caminando por la calle y encontrarme muros pintados con sus personajes y su mundo naturalista. Se lo comenté por mail y justo en esos días estaba por hacer su segundo mural en Mallorca. No iba a ser en la calle, sino en una escuela pública de Palma. Pero el proyecto educativo del que formaba parte me gustó y le acompañé durante algunas horas de cuatro días salteados para fotografiar el proceso.
Nívola partía de la base de los 400 dibujos que los alumnos del colegio Miquel Costa i Llobera de Palma habían realizado en clase, expresando su visión de las culturas que existen en el mundo. A partir de ahí, ella realizó su propio dibujo, el que pintaría con pinceles en una de las paredes de la escuela.
El primer día que llegué era viernes y ya tenía preparado el fondo, en el que habían participado los alumnos más pequeños. El lado frío del mural ya empezaba a tener vida, un esquimal.
La pared escogida es el descansillo de una escalera, un lugar de paso en el que estos días se iban parando los niños comentando cada detalle. Escuchar sus conversaciones ha sido muy interesante. Los piropos hacia la artista no paraban. Este vaivén de niños hace que Nívola pinte más despacio, se detenga a atenderlos, se disperse… Pero toda esa energía pasará por los pinceles y se plasmará en la pared.
El martes ya había llegado a África, pasando por Europa, se disponía a lanzar un cohete al espacio y la dejé pintando una india americana. Los niños se paraban, le preguntaban, daban su opinión y disfrutaban viendo el avance del mural. Incluso había algunos incrédulos que no daban crédito a lo que estaba pasando en la pared de su colegio.
El jueves la encontré con ayudantes de diferentes edades. Las clases iban pasando, se sentaban en la escalera y escuchaban las explicaciones de Nívola sobre los apellidos de los colores, la manera de acariciar el pincel, las luces y las sombras… Algunos tuvieron la oportunidad de coger los pinceles y dejar su huella en el mural. Mientras iban pintando, los demás dibujaban en sus cuadernos. Una gozada ver a un montón de artistas de diferentes culturas del mundo juntos, creando algo en común.
El viernes era el remate final, acabar los últimos detalles. El mural ya tenía el jardín lleno de plantas y flores, unas gotas de lluvia, el Taj Mahal, un tótem, estrellas mágicas lanzadas al viento y el firmamento surcado por palomas que simbolizan la paz en el mundo.
Al finalizar, a Nívola se le saltaban las lágrimas. Muchas emociones. Han sido 9 días de trabajo en el mural, arropada por 400 alumnos y sus maestras. Una experiencia enriquecedora en muchos sentidos.
Nívola, con la inspiración de los dibujos, sus pinceles y una paleta moteada con pinturas de colores muy pensados y escogidos ha dado vida a una triste pared. Este mural, en el que han participado y el que sentirán como suyo, lo verán los alumnos a diario. ¡Qué cambio!
En esta panorámica puedes ver al completo el Mural de las Culturas del Mundo. ¿Qué te transmite?
A Nívola, ya le picó el gusanillo del arte urbano en Bristol… ¿Se animará a lanzarse a las calles de nuestras ciudades?
Claudia Franco Barrón
que maravillosos cuadros, llenos de color, armonía, paz, e inspiración
Susan
UNIDAD. Me sugiere la unidad del «ser humano», sin barreras, en el planeta TIERRA. (Nuestra tarea, la más importante… que tenemos pendiente aún como especie que debe trascender y evolucionar en el camino valeroso y hermoso del corazón.